Una empresa sostenible contribuye al bienestar y al progreso de cualquier entorno en el presente y en el futuro. La razón esencial apunta a que esta condición genera valor a mediano y largo plazo en los ámbitos económico, social y ambiental.
La sostenibilidad de una empresa garantiza su permanencia en el futuro, en donde sus valores deberán trascender para continuar proyectándose, mediante un liderazgo auténtico, que impulse su crecimiento con decisiones acertadas; y, humanista, que tenga en cuenta el impacto social de su propósito.
Marcar un cambio
Así lo demuestran varias compañías, como la industria Get Wild de Argentina, que les apuesta a las prendas de vestir orgánicas, creadas a partir de productos no tóxicos, con tejidos que se obtienen de cultivos responsables, que respetan el ciclo de producción, reducen las emisiones de carbono, no utilizan plástico y emplean mano de obra con salarios dignos y todos los derechos laborales.
Asimismo, tenemos el caso de Coca-Cola, una empresa ancestral, que siempre está en permanente cambio, adaptándose a las diferentes épocas y nuevos estilos de vida. Ahora, por ejemplo, está enfatizando en los envases reutilizables, una estrategia a largo plazo, que ya viene dando frutos desde el 2018 en España, donde actualmente se despliega una campaña para fomentar la cultura de reutilización y reciclaje de envases. A esto se añade su propósito para 2025, que consiste en recoger y reciclar el 100% del equivalente a todas las botellas y latas que la compañía comercialice.
Cuando podamos observar que una organización no solo ha fortalecido su patrimonio, sino que ha potencializado su impacto positivo en la sociedad y en el ambiente, tendremos la certeza de encontramos frente a una empresa que ha transitado por la senda de la sostenibilidad.