Por: Ricardo Dueñas
Cuando las personas, los negocios y la sociedad en general practican la inclusión, todos ganamos. Un país no puede ser viable ni sostenible económicamente si no apuesta a la diversidad. El pasado 7 y 8 de julio, Great Place to Work® Ecuador y Ekos realizaron Ecuador Diverso e Inclusivo: un país construido desde la diversidad, un evento donde varios actores pusieron sobre la mesa la necesidad de una sociedad más justa y equitativa que se alinea con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que, entre otras cosas, busca no dejar a nadie atrás.
¿Es Ecuador un país diverso? Sí, por cuanto tenemos una diferente composición racial, etaria, de género e identidad. Pero ser diverso no siempre significa ser inclusivo. La inclusión es permitir a la gente que sea auténtica, empieza cuando entendemos que todos somos únicos. En la actualidad existe una gran oportunidad de promover la autenticidad y construir una sociedad donde las personas entiendan que los sesgos y estereotipos generan un entorno que no tiene crecimiento económico ni se sostiene en el tiempo. La desigualdad está presente en todos los ciclos de la vida. Existe discriminación desde que las personas están en el vientre de la madre, desde su nacimiento y en los primeros años. En Ecuador, por ejemplo, tenemos un problema serio de desnutrición crónica, por ello debemos trabajar en generar políticas públicas en unidad mancomunada con el sector privado, con la finalidad de que se tenga un acceso equitativo para evitar que las personas sean discriminadas en el futuro y eso afecte a su calidad de vida. Este problema se extiende en el futuro, durante la juventud, donde las desigualdades y falta de oportunidades van de la mano con la clase social o el estatus.
Cuando un individuo ingresa a la vida laboral, existe otro tipo de falta de oportunidades. Junto a mi equipo de trabajo, hemos investigado y nos dimos cuenta que el Ecuador no tiene una base sólida de datos para conocer qué empresas están promoviendo la inclusión; tampoco hay políticas públicas en torno a este tema.
Hay varios estudios que han comprobado que la diversidad es un gran negocio. Las empresas más inclusivas tienen más talento y son más competitivas. Las compañías deben trabajar en un sistema de gestión que cuide la parte psicológica de las personas para que sean ellas quienes promuevan la tolerancia.
Así como hemos visto que la inclusión es un gran negocio, debemos recalcar que la exclusión puede traer costos y desventajas. Podemos ver claros ejemplos de sociedades que no son inclusivas donde hay grupos minoritarios dejados atrás y que no tienen acceso a empleos.
Por otro lado, las grandes empresas cada vez más se dan cuenta de que las necesidades del mercado no solo
exigen que los negocios sean más respetuosos con el planeta, sino que requieren un respeto a la individualidad del consumidor. Cuando las personas, los negocios y la sociedad en general practican la inclusión; todos ganamos.